Reseña: Lotería solar de Philip K. Dick

 "No es un instinto animal lo que nos hace sentirnos insatisfechos. Les diré lo que es: la aspiración más alta del hombre, la necesidad de crecer y progresar…, de encontrar cosas nuevas…, horizontes nuevos. De extenderse y conquistar nuevos territorios, nuevas experiencias; de comprender y vivir en una evolución permanente. De dejar de lado la rutina y la repetición, de romper la insensata monotonía de la costumbre e ir adelante, y no detenerse…"

Lotería solar (1955) es la primera novela de Philip K Dick, aunque no se puede decir que el autor fuera nuevo en esto de escribir, ya que había publicado con anterioridad 35 historias cortas en revistas especializadas de ciencia ficción. Es por ello, que en esta novela ya aparecían algunos de los temas que más obsesionaban a Dick de un modo brillante (aunque no tan compleja como en novelas posteriores). 

Pero, ¿de qué va Lotería Solar?

Lotería Solar nos presenta la sociedad futurista de 2203, en la que es el azar quien rige toda posición y jerarquía en el planeta entero. Este sistema funciona a través de un artilugio llamado "La botella", cuya  tecnología se basa en lo que llaman "Minimax", una teoría militar desarrollada por soviéticos y americanos. 

El objetivo del uso de este dispositivo no es otro que el de poder asegurar que todas las personas de la Tierra tengan la oportunidad de ser ricos y poderosos, pero este libro no sería un libro de Philip K. Dick si todo acabara de manera feliz y utópica, así que en esta sociedad en la que las matemáticas y la estadística tienen más importancia que nunca, la corrupción y el control social también están presentes.

Nadie puede elegir su puesto ni oficio en este tipo de sociedad. Un único hombre, "El Gran Presentador", es quien administra un mundo en el que nadie puede hacer nada por ascender, ya que todo depende del azar. 

📷Andrew Fairclough

Como suele ser habitual en las historias de PKD, el protagonista es un hombre de treinta tantos que se define, principalmente por el trabajo que desempeña. Ted es bioquímico en una de las industrias más importantes de la Tierra, pero de la noche a la mañana es despedido y se presenta en las oficinas del Reese Verrick, el "Gran Presentador" para solicitar un empleo, bueno, en esta distopía lo que se necesita hacer para solicitar un trabajo es "hacer un juramento de lealtad", lo cual me recuerda mucho a la vida laboral de los becarios (a los de 2021) pero no hemos venido aquí a hablar de mí, así que prosigamos.

Lo que no sabe Ted es que el Gran Presentador va a ser destituido de su poderoso cargo, ya que la

botella ha dictaminado que será otro hombre quien ocupe ese puesto: Leon Cartwright. Para más inri, este nuevo presentador es líder de una secta que cree en la existencia más de un planeta más allá de los terrenos conocidos, llamado "Disco de Fuego" y que pivota sobre la figura del profeta John Preston. Esto da lugar a una trama secundaria, ya que el mismo día que Cartwright es proclamado como el Gran Presentador, sus adeptos han partido hacia Disco de Fuego en una nave espacial. 

📷Virgin Finlay

Es así como Ted, sin comerlo ni beberlo acaba formando parte de la organización que planea matar al nuevo Gran Presentador, porque resulta que, ojo cuidado, en esta sociedad, es legal el antiguo presentador intente asesinar al nuevo y además, es televisado para entretener a los habitantes del planeta.

En esta estrategia de homicidio es necesario que tengan en cuenta al servicio de telépatas que protege al nuevo presentador. La estratagema para burlar a este cuerpo especial del gobierno es mediante la creación de un androide que será manejado por distintas personas, para poder desconcentrarles e impedirles que conozcan sus planes.

El intento de asesinato es el motor de la acción de la historia, la cual salta de un lugar a otro, en busca de Leon Cartwright. Mientras tanto, somos testigos de traiciones, intrigas políticas y algún que otro devaneo amoroso de Ted.

Lotería solar: Crítica y sátira, las bases de la literatura de Philip K. Dick

Como es habitual en las novelas de Dick, el autor no pretende contarnos solamente una historia de ciencia ficción. El género muchas veces es tan solo la excusa para representar metafóricamente sus miedos sobre la sociedad del momento. La sátira es empleada para plasmar el rechazo ante cuestiones como las guerras, el consumismo y la publicidad.

📷Barbara Kruger

En el mundo que plantea Lotería Solar, existe un grupo de gente que no está "clasificada": los inks. No sabemos bien si se trata de marginados sociales ya que el libro no llega a explicarlo, pero todos los personajes hablan de ellos con un cierto desdén.

El lector que se aventure a leer entre líneas, vislumbrará críticas al capitalismo y al consumismo más feroz, ya que en este mundo, el exceso de producción se resuelve quemando artículos como televisores o frigoríficos, mientras hay personas que no pueden permitirse nada de eso, ya que su posición en la sociedad no les dota de un mínimo poder adquisitivo.

Conclusión

Este no es el libro que más me ha gustado del autor, pero sí que he disfrutado leyéndolo. Una vez más ha hecho que me "vuele" la cabeza, imaginando como sería una sociedad que estuviera completamente regida por el azar. En el final -tranquilos, no hay spoiler- el autor hace patente su propia opinión sobre esta hipótesis.

Como siempre, la prosa del autor es directa y sin florituras. El verdadero esfuerzo de Philip K Dick se muestra la manera que tiene de plasmar sus temores y opiniones a través de sátiras y metáforas que se alejan tanto de lo pedante como de lo obvio. Es por ello que es un libro que se deja leer de forma rápida y resulta muy ameno.

Si tengo que poner algún pero diría que me hubiese gustado que la trama secundaria se hubiera desarrollado más. Me quedé con las ganas de saber más sobre la secta de Cartwright y qué pasaba con el Disco de Fuego. Además, hubiese sido muy interesante que el autor nos hubiera contado algo más sobre el funcionamiento de "La botella" y las características de cada posición, pero es bastante habitual que el escritor no profundice en la descripción de la sociedad y se centre más en la acción.

Para los no iniciados en este autor, quizás les de la sensación de que se han perdido cosas o de que al escritor se le haya olvidado explicar el mecanismo de algún artilugio o el mismo funcionamiento de la sociedad, pero nada de eso, el in media res es un recurso muy utilizado por Dick. Siempre digo que sus libros son como si te pusieras a ver una película que ya está empezada y tuvieras que esforzarte por entender quién es quién y como funciona cada cosa. No obstante, os aseguro que el esfuerzo -que en este libro no es tanto- merece la pena.