¿Es bueno estar siempre bien?

Supongo que la respuesta rápida a esto es un claro y rotundo sí.
Pues me voy a desmarcar y voy a decir que no.
He leído muchos libros de autoayuda (sí, sé del estigma que esto es para alguien que se considera lector empedernido y de la mala prensa que estos libros tienen, pero este tema ya lo trataré en otra entrada). En la mayoría de esos libros se nos habla de una especie de "autocontrol" de nuestras emociones, de saber verlas desde fuera y no dejar que se instalen en nuestra mente para llenarla de basura.
Se nos habla de un afrontar la vida con serenidad, agradecidos de lo que nos dió con cara feliz de Buda gordito, de rodearnos de gente positiva, de no dejarnos llevar por ningún sentimiento negativo (a saber, ira, celos, envidia, tristeza, dolor).

Hablo de este tema muchas veces con un amigo fanático de la meditación, él me dice que escuche música alegre, que me rodee de cosas positivas, sin embargo insisto en la belleza de las canciones de desamor, en la fuerza de una escena trágica en un libro o película, en todo ese tipo de arte sombrío y lúgubre que despierta en nosotros emociones y sensaciones que algo alegre no podría hacer de la misma forma.
Yo era adicta a libros y películas con finales felices, y sin embargo, con el paso de los años, me doy cuenta de que no siempre es necesario un final feliz para poder disfrutar de algo, y mientras hablo y divago me doy cuenta de que ya no sé si os estoy hablando de literatura y cine o de la vida misma.

En fin, lo que me planteo es lo siguiente:





Hay estudios que afirman que las personas negativas y pesimistas toman decisiones más acertadas que las optimistas porque estas últimas no están tan alerta como las primeras. Lo oyes y te choca, ¿verdad?
A mí también me pasó pero empecé a reflexionar y me di cuenta de mi comportamiento en momentos negativos de mi vida: caí en la cuenta que después de mi primer desengaño amoroso comencé a sacar mejores notas en el instituto porque me volqué en mis asignaturas y dejé el "ji, ji,ja, ja".
Recuerdo momentos buenos de mi vida en los que he postergado mis obligaciones porque estaba tan bien que "no quería agobiarme" y, una vez roto ese período de "alegría" (ni lo bueno ni lo malo dura para siempre), me he puesto a hacer todo aquello que llevaba postergando tanto tiempo.

Me doy cuenta de lo poco que me cuesta escribir cuando estoy mal, las palabras salen solas sin tener que forzarlas porque en esos momentos estoy sumida en un estado de introspección.
Y creo firmemente que si de vez en cuando nuestros sentimientos negativos no nos sobrepasaran, no llegaríamos nunca a esos niveles de introspección, tan necesarios para conocernos a nosotros mismos.

Pienso en mí misma, en esos momentos en los que la vida va bien, estable sin sobresaltos, y me encuentro con que un día me siento mal sin saber porqué, que nada me ilusiona, que nada me llena, y me repito una y otra vez: " ¿Por qué estás así, Chari? ¡Si no te ha pasado nada!" Exacto, ahí esta la clave, no me ha pasado nada, estoy en esa estabilidad, en esa segura rutina, sin altibajos, sin nada realmente grave, un estado en el que la suerte se convierte como algo habitual a lo que no se le da importancia. Una seguridad en el que poder subsistir y llevar una vida normal aunque apretada (como la mayoría de los españoles hoy en día), se convierte en lo lógico, porque olvidamos que no tiene porque ser lo natural y que si acudiéramos a estadísticas nos sorprenderíamos de la cantidad de gente que no tiene eso que vemos como "lo normal".

En esos momentos lo que me impulsa a moverme es un suceso negativo (almenos negativo bajo mi punto de vista). Transitar por ese estado de "todo es una mierda" hace que después valore más el tener todo lo tengo (tanto material como personal y seres queridos).

No es cuestión de recrearse en el dolor, volverse emo y pensar que la vida no tiene sentido. No hablo de estancarse en un eterno sufrimiento ni de encerrarnos en nosotros mismos, hablo de no tratar de evadirnos de nuestra "parte oscura", de tratar de comprenderla y sacar partido de ella igual que lo hacemos de nuestra parte positiva. No hablo de casos extremos, enfermedades, catátrofes naturales y otro tipo de desgracias. Hablo del día a día, de lo que tratamos de evadir, de como enfrentarnos a la vida, de como tratarnos a nosotros mismos.

Me gustaría estar siempre bien, feliz y eufórica, pero sé que eso no es posible, que estar mal también es necesario. Que no seríamos capaces de ver la luz sino conociéramos la oscuridad, que no apreciaríamos de igual forma el bienestar sino conociéramos el dolor.

(Para mis despistadillos curiosos como yo, os aviso de que si queréis echarle un ojo a lo que digo sobre los estudios que hay sobre la utilidad del pesimismo, tan sólo tenéis que hacer clic en la frase en rojo)

PD: Esta entrada habla de una visión completamente subjetiva, no soy psicóloga ni nada parecido y acepto todo tipo de opiniones siempre que se hagan desde el respeto.

Comentarios

  1. Digamos que es mas facil decirlo que hacerlo. No siempre se es feliz. Esta bien no estar bien por siempre... Es cosas de humanos luego como se supone que sabemos cual es la felicidad? como aprendemos? como tu dices "Me gustaría estar siempre bien, feliz y eufórica, pero sé que eso no es posible, que estar mal también es necesario. Que no seríamos capaces de ver la luz sino conociéramos la oscuridad, que no apreciaríamos de igual forma el bienestar sino conociéramos el dolor."

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    Respuestas
    1. ¡Hola Genesis! En primer lugar, gracias por leerme y dejarme un comentario :)
      No hay luz sin oscuridad ni rosas sin espinas, es uno de mis tantos lemas.

      Has lanzado un aire una pregunta sobre la que también deberíamos meditar "¿Qué es la felicidad?" ¿Será estar contentos? ¿Será esos momentos de euforia y entusiasmo que la vida nos da? ¿O consistirá en haber encontrado el motivo de nuestra existencia?
      También meditaré sobre eso.

      Saludos ^^

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