Cansada de ser el juguete
de la casualidad, gritó aquellas palabras que llevaban años
oprimiéndole el pecho y ahogándole la ilusión. Tardó semanas en
reunir el valor necesario pero decidió que no estaría ni un día
más con alguien que sólo vivía para hurgar en las heridas del
ayer. Era la hora de poner punto y final. No dedicaría ni un minuto
más al miedo ni al conformismo. Él no se detuvo a escucharla ni un
sólo segundo. Tras el portazo que dió al marcharse, el reloj del
recibidor se estrelló contra el suelo y lo llenó de cristales.
(Relato enviado al taller literario de este mes de la página Literautas. Para más info, clic aquí)
Me alegro por ella. Punto y final. Bonito relato. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Anna :)
EliminarBesos.
Me gusta tu relato. Tienes una prosa muy poética. Creo que en unos años superarás el nivel de esa "Sombra del Viento" que tanto nos gusta.
ResponderEliminarA mí la prosa aún se me atraganta, he sido siempre más de poesía, pero lo sigo intentando...
Besinos.
Muchísimas gracias, Vanessa, me ha hecho mucha ilusión tu comentario.
EliminarEnvié este relato no muy convencida porque después de exprimirme el cerebro sentía que le faltaba algo, pero después de lo que me has dicho me siento mucho mejor :D Jajaja.
¡Pues a seguir intentándolo! Mi mejor forma de aprender es leer a los mejores y fijarme mucho en lo que hacen.
Besotes.