Cuidado con la tristeza; es un vicio

Dicen los expertos que para crear o romper hábitos son necesarios 21 días.Yo creo que a la tristeza le hacen falta muchos menos.
Estar triste es sencillo. Deprimirse es fácil. Quejarse es gratis.

La tristeza te presta su mullido sillón y puedes estar sentado cómodamente durante días, semanas e incluso meses, viendo pasar la vida, sin hacer nada por participar en ella. Como si estuvieras viendo la televisión: algunas películas te tocan la fibra, hay programas que pueden hacerte reír, noticias que te pueden enfadar...Pero los sentimientos que te provoca la programación de la televisión no se quedan en ti el tiempo suficiente como para poder producir ningún cambio. Lo mismo pasa cuando decides sentarte a ver pasar tu vida.

Es fácil escudarse en el "no puedo hacer nada más" ¿Cuántas veces habré dicho eso? Sin embargo, en mi cabeza, la culpabilidad y el remordimiento me mostraban ese currículum que no había entregado, los treinta minutos que llevaba semanas sin caminar, esa persona con la que aún no había hablado por vergüenza, ese lugar al que no había acudido todavía porque ¿Para qué?

Te lamentas de tu mala suerte, de tu jodida vida, de tu triste pasado y los usas como excusas para no avanzar, y lo que, es mejor, para esperar algún tipo de recompensa divina.
Te pones el listón bien alto y esperar llegar a él de un sólo paso, y si no lo consigues te sentarás a quejarte, a resignarte y decir que nunca lo alcanzarás.
Secretamente te conformas con todo lo que tienes, porque eso es más fácil que arremangarse y poner a trabajar para ti toda la fuerza de voluntad que posees.

Los caminos que más lejos me llevaron comenzaron con un paso de esos "que no sirven para nada". La gente de mi alrededor me miraba con escepticismo y sé que pensaban "a ver para qué le va a servir eso". No negaré que a veces es díficil seguir caminando con esas miradas desaprobatorias clavadas en tu nuca, pero hay que seguir adelante y responder (no importa si a los demás o a uno mismo, lo importante es que lo escuchemos nosotros mismos, que para algo somos persona más importante de nuestra vida):
Para no quedarme quieta, para sentir que estoy viva, porque no me pienso rendir jamás.

No habré alcanzado la cima del universo, pero me he movido de donde estoy, y cuando, sin querer acabo sentada demasiados días en el cómodo sillón de la tristeza, me acuerdo de Flaubert y su sabia frase:



Comentarios

  1. ¡¡Gracias!! Es de cosecha propia ;)
    Si te ha gustado, puedes echar también un vistazo a las entradas con las etiquetas Reflexiones y Mis Relatos.

    Besos.

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  2. Simplemente excelente; todo lo que decís es muy cierto, me gustó mucho la entrada.

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